miércoles, 20 de febrero de 2013

Treballs Jean Sapeau

Exercici 1:

Escriure un relat, poesia, conte o assaig amb la frase tens la paraula.



TENS LA PARAULA


Són les paraules reflexe del pensament,
també del sentiment,
portaveus del cor i la raó
i, gairebé sempre, el preludi d'una acció,
més llunyana, més propera, al llarg del temps.

Però només les paraules que ens despullen,
les que ens mostren tal com som
allà on estimem i ens estimen,
es manifesten colze a colze amb el dolor aliè
i posen en perill el poder de déus i tirans,
seran paraules dignes de ser pronunciades o escrites.

Tens la paraula,
la valuosa opció de construir.

No la malvenguis.
Mai la menyspreïs.
Que mai et traeixi.



Exercici 2:

Escriure un relat, poesia, conte o assaig en relació aquesta imatge:






Niños de incierto futuro,
cuando no amputado,
cuando no inexistente,
hijos del horror y la barbarie,
exponente vivo del progreso
al servicio del dolor y la sinrazón,
no hurtéis jamás al mundo vuestra imagen:

Que habite permanentemente en nuestras conciencias,
en la historia de las vergüenzas
y en las vergüenzas de la historia.

Convertid en lucha vuestras miserias
y sean denuncia vuestros patentes traumas y secuelas
contra la violencia de los sistemas,
sus instituciones y mandatarios,
y la de los grandes lobbies financieros
que, en la sombra,
pergeñan las guerras,
las provocan y desatan,
y colocan sus alfiles al mando.

No nos rinda su poder.
Algún día,
tal vez ya no muy lejano,
hallaréis la justicia que hasta ahora se os ha negado.

Los grandes próceres que hacen hueco hoy en sus agendas
para vender sus mejores ángulos y perfiles,
en el falso propósito de ofrecerse solidarios,
serán juzgados y condenados por los mismos tribunales
que encarcelaron a los mayores genocidas de la historia contemporánea.

Y ojalá que vuestra imagen,
horror y barbarie en grado máximo,
presida y castigue entonces cada minuto de su vida carcelaria.




Exercici 7:

Escriure amb el disparador bona nit un conte, assaig, poema o relat.



Duermes, desnuda,
impregnando el aire que respiras
del aroma de tu piel de espuma.

Y yo finjo ser oscuridad,
noche,
para depositar mil besos
en tus labios dormidos,
latir contigo,
perderme en tu sexo..
Jugar con tu ombligo..

A oscuras,
y en silencio,
te exploro
y bebo a sorbos en tu boca
hasta que, sin que llegues a abrir los ojos,
te poseo.

Te poseo como un diablo.
Como el diablo posee a sus elegidas.
Te sumerjo aún más en el sueño
y sueñas un coito eterno,
desenfrenado.. poderoso..

Y sueñas al tiempo que gimes y jadeas..
Cada vez con jadeos más intensos.

Decenas de bocas besan tu pecho
y una lengua de fuego recorre tu cuerpo.

Te revuelcas en la cama,
cambias de posición la almohada,
la estrujas entre las ingles
y hacia ellas llevas las manos,
al tiempo que tus dedos trabajan tu sexo,
ya completamente mojado.

Comprimes los muslos,
no controlas los espasmos.
Tres fuertes latigazos
sacuden tu cuerpo de arriba a abajo.

.. Entreabres los ojos..
Ves mi rostro, no el del diablo.

Soy oscuridad. También noche.
Pero yo, ningún diablo.

Descansas..

Conmigo va el polen
con que regaste la almohada
y tu olor a sexo de madrugada.



Exercici 8:

Escriure en relació a la soledat una poesia, assaig, relat o conte.


Apetece a menudo estar solo y no tiene por qué ser una mala elección.

Es más, puede ser incluso la mejor en no pocas ocasiones, siempre y cuando nos tengamos, en nuestra buscada soledad, a nosotros mismos.

Compromiso existencial -jamás angustia-, prefiero meditar sobre las lagunas de mi ser real a profundizar en los océanos de mi no ser. Y no porque me aterre descubrir, iniciarme en un proceso de reconocimiento allí en circunstancias íntimas que me desconozco.

No. En absoluto temo a los fantasmas de mi no ser pero me basta con lo metafísico de mi existencia, los planos que a día de hoy conozco, para llevar a término mi destino con complacencia.

Y es en soledad, en deseada comunión con ella, cuando y donde opto por corregir conceptos erróneos, limpiar a fondo mis rincones y enderezar conductas equívocas a partir de mi ser real.

Practicando el ser solitario, abundando en la reflexión, aprendemos a no ser tan generosos con nuestros errores y a reforzarnos en aquellas convicciones que garantizan nuestra coherencia.

¿El problema?.. El problema surge cuando no estamos solos sino privados de nuestro yo, vacíos.

Saber reaccionar al menor atisbo de vacío, desmotivación o insensibilidad se hará imprescindible para no caer en un cul de sac, en un viaje de difícil retorno. Sabiéndonos enfermos, decir mañana será siempre llegar a destiempo.

La soledad no es mala. Es, como digo, al menos para mí y no infrecuentemente, beneficiosa. Estar vacío, sin embargo, es estar muerto. Esa es la diferencia y en su apreciación nos va la vida.


Exercici 9:

Exercici lliure.


DÉU.. CONDICIONAT O MACARRÓ?


Diuen de Déu que és omnipresent
i que és a tot arreu.

A tot arreu menys en les guerres,
la misèria,
en el cos escanyolit
d'un nen famolenc.

Diuen també d'Ell que és omnipotent,
que tot ho pot.

Tot menys que la marginació proliferi
i la mort i l'infermetat
s'encruelin en cosos joves i innocents.

I és probable que així fora.
Que fos omnipresent i que tot ho pogués.

Però després de crear l'univers
alguna cosa va succeir que desconeixem,
potser la història de l'Àngel Caigut
no és com ens la expliquen
i potser no ens ha d'arribar cap Anticrist
perquè és l'Anticrist qui fa segles que ens domina.

Obviant la més que possible circumstància
d'un Déu i un Anticrist inexistents,
donç si així fos cap sentit tindria aquest poema,
millor creure en un Déu condicionat,
captiu d'algú amb més força que Ell,
i esperar al fet que s'alliberi d'aquests lligams.

Descobrir l'existència d'un Déu indolent o macarró
seria tot un escàndol,
submiria als seus fidels en un profund abisme
i el que és pitjor, una autèntica catàstrofe
- pobrets homes de porpra! -
... faria pols les finances de l'església en un tres i no res!




Exercici 11:

Escriure un relat, poesia, conte o assaig en relació a una d'aquestes tres paraules:

Arpa,corda i ploma.

Cada vez que se encontraba con ella, con su querida arpa, su vida, cúmulo de sinsabores y atonía,
experimentaba un giro espectacular hacia la grandiosidad. Sus dedos, única parte del cuerpo de la  que sentíase orgulloso, no se cansaban nunca de acariciar sus cuerdas con la devoción y arrebato con que se trata, por ejemplo, al primer amor. Eran los únicos momentos del día, realmente los únicos, donde, borrado el fantasma de la desesperación que le acechaba desde hacía años, podía aislarse en su particular burbuja de satisfacciones.

Aquella mañana, sin embargo, era especial, muy especial. Sus dedos, que no tenían la frescura de otros días, se olvidaron de las piezas habituales y fueron arrancando del arpa las notas de un Requiem desgarrador y premonitorio.

Apenas transcurridos unos minutos, el timbre de la calle sonó con insistencia en el interior de la vivienda. Sin inmutarse ni mostrar interés en saber quien llamaba, el arpista interrumpió el concierto y, asistido de la cizalla que tenía sobre la mesa, dejó huérfana a su compañera de una de sus cuerdas. Cogió el hilo de acero entre sus manos e hizo dos nudos corredizos en sus extremos. Luego, con la estilográfica que su difunta esposa le regaló en su primer aniversario de boda (la ocasión lo requería) escribió en un folio su definitivo adiós a la vida.

A continuación abrió la ventana que daba al patio de luces, colocó como pudo el instrumento en el
marco, se cercioró de que no podía causar ningún daño y lo precipitó al vacío. Podían quedarse con todo pero no con su arpa. Jamás acabaría su fiel compañera en un comercio de objetos de segunda mano.

Después se subió a una silla, descolgó la lámpara que pendía del techo de la habitación, fijó uno de los lazos de la cuerda al perno y otro a su cuello, desplazando la silla con determinación.. y se ahorcó.

Cuando los funcionarios del juzgado entraron en la vivienda tras descerrajar la cerradura de la puerta de entrada, encontraron su cuerpo desvencijado, ya cadáver, y la nota sobre la mesa, anunciando el cómo y por qué de su muerte. A su lado, notario de excepción de su suicidio, la pluma que le regaló su esposa en aquel primer aniversario de boda, cuando aún se prometían mieles de éxito y
reconocimiento social y nada hacía presagiar tan aciago final.

El propietario recuperó la vivienda, no sin lamentar reiteradamente los alquileres no percibidos, el arpista puso fin a su existencia y su arpa reventó su grandiosidad contra el cemento del patio de luces. Pero la vida, lo que llamamos y entendemos como VIDA en mayúsculas, siguió sencillamente su curso, sin reparar en ello. Como si nada hubiera ocurrido, como si nadie se hubiera quitado la vida, tal vez porque ésta, concretamente ésta, acostumbra a escribirse siempre en minúsculas.