sábado, 23 de marzo de 2013

Treballs Natàlia Murillo

Exercici 7:

Escriure amb el disparador bona nit un conte, poema, assaig o relat.


BUENAS NOCHES

En el lecho de muerte se hallaba Âme, una joven escritora treintañera escribiendo sus últimos versos a pluma grácil:
Cierto es que perezco,
pero no es más que un renacer,
la vuelta al lugar al que pertenezco.
Entre lágrima y espasmo entró la enfermera a pedirle que dejase el cuaderno y pluma, que iban a inyectarle la morfina.
Âme pidió que le dejasen llamar a su hermano, que necesitaba despedirse de él, llamó y dijo:
-       ¡Buenas noches! – entre sollozos.
Colgó el teléfono y cerró, eternamente, los ojos.




Exercici 9:

Exercici lliure:




Sobre todo, el sobretodo

Dícese del que vino y se fue,
Que su flor pereció y ni quedó a comer.
Entre copa y copa quiso querer,
querer volver a beber otra vez.
Entre balbuceos musitó:
-          Sobre todo, el sobretodo.
Dejándolo a un lado
 de picos pardos huyó.

Entre fulana y fulana
devolvió lo querido,
y se fue acurrucando
hasta perder el sentido.



Exercici 10:

Escriure en relació aquest quadre de Magritte (La clau dels camps) un conte, assaig, poema o relat.





Tres siluetas impasibles me observan sin titubear; me hallo postrada en el desgastado sillón de mi tía Ágata: sola, nostálgica, perecedera.
El rumor de un pasado hecho añicos corrompe mis vasallos tímpanos e impide que lleguen, a los mismos: el melódico cantar del ruiseñor, el aire rozar los lares más inhóspitos e incluso, el incesante movimiento de los brazos de los que me observan.
No percibo más que un lejano paisaje acotado desmesuradamente; es agotador este estado. El oxígeno que respiro está pervertido, necesito sentir el sol en mi rostro…la libertad me llama, rompe barreras a mi favor.
¿Seré consecuente?



Exercici 11:

Escriure un relat, poesia, assaig o conte en relació a una d'aquestes tres paraules:

Arpa, corda i pluma.


Y con un Auf Wiedersehen mal caligrafiado me despedí. Se había consumido la tinta aguachinada del único frasco que llevaba encima. La pluma reseca chirriaba en contacto con el papel humedecido por mis lágrimas nostálgicas.
Desconocía el idioma germánico, aún así,  quise escribir algo en la carta que fuese de su comprensión, un adiós.
La carta, en papel volátil como la pluma de un ave migratoria, se me escurría entre los dedos, no podía plegarla sin que cayese al suelo una y otra vez.
La carta, no contenía más que retales de lujuria y compenetración extralingüística al son de un arpa. Un arpa con cuerdas celestiales, las cuales marcaban el compás de ambas respiraciones. Todo retórica, musicalidad y relatado en la lengua de Miguel de Cervantes.
Al fin la doble e inserté en el sobre dirección Berlín.



Exercici 13:

Escriure un relació a l'estiu un conte, assaig, relat o poema.


NOCHES DE ESTÍO

El joven muchacho apesadumbrado se despierta entre sudores y pálpitos acelerados, es verano, y el calor atormenta día y noche. La concilia del sueño se le hace imposible; ronda de un lado a otro del colchón enredándose entre las sábanas, desenredándose, sacando una extremidad por la derecha, otra por la izquierda...hasta cansarse y pegar un bote.
 Observa de un extremo al otro la habitación, iluminada por el rayo de luz que emana la farola de la calle contigua al ventanal, un poco distorsionada por la persiana.
No se distinguen más que siluetas, siluetas de recuerdos, de objetos que le caracterizan; una guitarra eléctrica, un ordenador portátil, un peluche canino, libros, y un marco de fotos del que no se vislumbra la imagen. Presiona el interruptor que tiene a su derecha, vuelve echar un vistazo general al cuarto y se acongoja, no está la fotografía que sostenía el marco del que antes distinguió la silueta y se pregunta qué recuerdo contenía.
Sale de la cama y se dirige al cuarto de baño, ya en la pica abre el grifo y con las dos manos y agua fría se rocía la cara y frota los ojos. Tras esto, vuelve a la habitación y coge el marco, lo sostiene unos segundos y lo deja sobre la mesa. Coge un papel que había en el suelo y cuando se dispone a tirarlo en la papelera, allí mismo, cortadas por la mitad se encuentra un par de fotografías del verano pasado; una en la playa con un sol espléndido y sonriendo, y otra con unos amigos dando una vuelta con la Vespa negra del abuelo. Sonríe con cierta nostalgia y se vuelve a la cama, y a dormir.

 Se despierta entre sudores fríos y pálpitos acelerados, es verano,  y el calor atormenta día y noche. La concilia del sueño se le hace imposible, así que se coloca erguido y observa gracias al rayo de luz que emana la farola de la calle contigua al ventanal, un poco distorsionada por la persiana, la silueta de una silla de ruedas.







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